Podemos decir que la vida es semejante a un camino por el cual cada uno de nosotros transita una sola vez en la vida.
En esta vida, hay muchos tipos de camino que podemos encontrar:
- Para algunos el camino es más o menos tranquilo y sin curvas; van contentos por él y disfrutan de grandes y pequeñas alegrías.
- Otros van por una ruta accidentada, lo cual implica que llevan una vida agitada y sin paz.
- También, tenemos aquellos cuyo camino es “un callejón sin salida”; los desilusionados de la vida, quienes van por el camino sin obtener lo que esperan.
- Para otros, el camino es como un remolino. Sus vidas son un continuo girar sin cambios ni progresos; más bien terminan hundiéndose cada vez más.
CONCEPTOS FALSOS DEL PECADO
La gente mayor tiene una idea equivocada de lo es el pecado, y piensa:
1. “Soy así, ¿Qué culpa tengo yo? ¿Yo soy así y qué?
2. “Pecado es algo que va contra la conciencia. Mientras sientas que estás bien, no es pecado”.
3. “Sólo es pecado si hace daño a otro. Pero yo, no hago mal a nadie”.
4. “Si todos hacen lo mismo, entonces no es pecado”.
CONCEPTO VERDADERO DEL PECADO
El pecado es tener una actitud equivocada hacia Dios y hacia otras personas, es decir, cuando damos preferencia o satisfacción a nuestro “yo” en lugar de dársela a Dios, o el vivir para uno mismo sin importarle los demás.
- EJEMPLO DEL PECADO:
Si lo mínimo para aprobar es un examen es 11, y tú sacas 10 y él saca 07, tanto tú como él están desaprobados. No es correcto decir: “yo saqué mejor nota que el que saco 07” porque los dos entran en la calificación de desaprobados.
Así, para muchos, sólo es pecado el matar, adulterar o robar, pero están muy equivocados.
Todo lo que hasta aquí hemos tratado, nos lleva a enfrentarnos a una realidad:
La condición del hombre ante Dios.
El ofrecimiento de Dios que nace de su misericordia y amor por el hombre, entonces, tenemos solo dos opciones:
1. Rechazar a Jesucristo.
2. Aceptar a Jesucristo como Salvador.
Recuerda que tu vida, tu camino depende únicamente de tí, porque el Señor Jesús vino “a salvar” a su pueblo de sus pecados y a “enderezar los caminos torcidos”.
Jesucristo ya ha hecho su parte y ahora te toca a tí aceptar el ofrecimiento de Dios. Si te arrepientes de tus pecados estarás reconociendo tu pobre condición delante de Dios y diciendo:”Ten misericordia de mí, que soy un pecador”.
A continuación les presentaré un video:
A continuación les presentaré un video:
0 comentarios:
Publicar un comentario